Conversaciones para el futuro

Febrero, 2021

Pronto se cumplirá un año del cierre presencial de las escuelas en buena parte del mundo, cierre que en algunos países -como México- se ha extendido hasta la fecha, sin visos de una reapertura siquiera parcial o escalonada. Durante diez meses, las niñas, niños y jóvenes en México han seguido sus procesos formativos a distancia, con el apoyo de diferentes medios y con el compromiso inagotable de maestras, maestros y directivas escolares, que han adaptado estrategias de acuerdo con los contextos de sus comunidades.

Durante estos meses, muchos equipos educadores se han concentrado en el presente, resolviendo la emergencia y las situaciones cotidianas, esperando llegue el día en que puedan abrir de nuevo los planteles y regresar. Inicialmente, muchas personas expresaban sus deseos de que, pasando la pandemia, fuera posible volver a las cosas como eran antes. Poco a poco, por diferentes razones, la mayoría de las personas han comprendido que las escuelas no podrán volver a donde estaban antes. La interrogante que sigue en el aire para buena parte de las comunidades educativas es: ¿qué será diferente -o qué debería ser distinto- cuando aulas y patios puedan recibir nuevamente a sus estudiantes?

La nueva escuela tendría que ser distinta pero no solamente por incorporar nuevos protocolos sanitarios o por integrar plataformas y medios digitales. Estos dos elementos, sin duda, serán parte de la vida en las escuelas de una u otra manera y tendrán, inevitablemente, impactos en la manera en que se aprenda en las escuelas, ¡e incluso en aquello que se aprenda! Las nuevas prácticas y estrategias no habrán de limitarse a las necesidades inmediatas derivadas de la emergencia (como el trabajo socioemocional para retomar la convivencia y las interacciones presenciales, el adecuado acompañamiento tanatológico que demandan las pérdidas o la nivelación y recuperación de aprendizajes derivados del profundo rezago que se vive hoy, sobre todo en ciertos niveles educativos). La nueva escuela ha de repensarse con miras más ambiciosas y horizontes más amplios.

La educación escolarizada, se ha dicho una y otra vez, vivía desde hace tiempo una crisis profunda, con diferentes alcances y manifestaciones de acuerdo con sus contextos. En este marco, la emergencia y el cierre de las escuelas abrieron un largo paréntesis que permite -un tanto a la fuerza, sin duda- ver con otras miradas nuestras prácticas. ¿Hasta qué punto ha sido aprovechado este paréntesis por autoridades educativas, equipos directivos y docentes, para repensar la educación y preparar nuevos modelos para las escuelas, más allá de la emergencia?

¿Cómo visualizamos la futura educación presencial? ¿Cómo aprovechar este largo paréntesis para reformularnos e incluso recuperar parte del tiempo perdido por nuestros sistemas educativos? ¿Cómo podríamos diseñar y preparar del terreno desde ahora? Cada vez con más frecuencia surgen estas preguntas en mis conversaciones con colegas y personas interesadas en la educación. Estos intercambios, me han motivado a imaginar una serie de conversaciones con personas cuyas experiencias y conocimientos pueden contribuir a la reflexión y animar a autoridades y equipos directivos de las escuelas para reimaginar sus proyectos educativos, colocando en el centro de su mirada a las personas.

Así, la iniciativa Conversaciones para el futuro tiene como propósito central, ampliar miradas e inspirar a equipos para replantear sus proyectos, a partir del encuentro con personas que pueden enriquecer sus procesos de reflexión y transformación.

7 comentarios sobre “Conversaciones para el futuro

Deja un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: